Alberto Rodríguez: “La gente suele descubrir cosas en las películas que ni yo mismo sabía que estaban ahí”

By 19 de juny de 2023 cultura

¿Cómo surgió la idea de ‘Modelo 77’?

Todo empezó cuando tuvimos conocimiento de la fuga de cuarenta y cinco presos de la Modelo de Barcelona, que tuvo lugar el 2 de junio de 1978. A partir de ahí, nos empezamos a hacer muchas preguntas. Y poco a poco, empezamos a descubrir buena parte de las cosas que ocurrieron dentro de las prisiones durante la transición, de lo que significó COPEL… 

Y fue entonces cuando surgió la idea de hacer esta película. Nos pareció muy interesante explicar esta historia porque, ciertamente, se ha hablado mucho de otros aspectos de la época de la transición, pero —hasta el momento— se había puesto muy poco foco sobre muchos otros. Como en la justicia, en este caso. 

¿Quedaste totalmente satisfecho con el resultado final?

Sí. No nos daba tiempo de contarlo todo, pero explicamos —creo— una parte importante y con la mayor fidelidad que pudimos. Esta historia merecía la pena contarla bien. 

Además, se trataba de un ejercicio complejo —narrativamente hablando—, ya que toda la trama está contada desde la vivencia de los dos protagonistas, que están completamente incomunicados. Hay que recordar que durante la transición, las noticias llegaban recortadas, el periódico censurado, las cartas abiertas… 

‘Modelo 77’ es una de las nueve películas que conforman el ciclo ‘El gran viaje de la gran pantalla’. 

Eso es. La intención de la academia es, por un lado, defender la pantalla grande —y creo que es la manera de hacerlo porque, por lo menos nosotros, hacemos las películas para que sean vistas y disfrutadas en una sala— y por otro, crear un acercamiento entre público y autor. Que la verdad, yo siempre lo agradezco. 

El diálogo con el público es una de las cosas más bonitas y enriquecedoras. La gente suele descubrir cosas en las películas que ni yo mismo sabía que estaban ahí. Y también me pasa lo contrario. Muchas veces doy por hecho que hay cosas que se sobreentienden y, en cambio, los espectadores ni siquiera las detectan.

De las 16 nominaciones que obtuvisteis en los Premios Goya, finalmente os alzasteis con 5 estatuillas. ¿Esperabas alguna más u otra distinta?

No, hombre… Yo sabía que ‘As bestas’ era la gran favorita y que era una noche muy complicada. Había películas buenísimas y —bajo mi punto de vista— se quedaron sin nominar unas cuántas. Este año, si hubieran nominado a siete u ocho, no hubiera pasado nada. Y de eso hay que alegrarse siempre. 

Con tantos premios y reconocimientos, de alguna forma se espera mucho de ti. ¿Es una presión añadida o disfrutas con la sensación? 

Bueno, es que no tienes más remedio que —poco a poco— aprender a vivir con ella. Más que nada porque la presión puede provocarte miedo y este, muchas veces, termina por paralizarte. Me ha pasado alguna vez y ya te digo que eso no es bueno. Hay que intentar quitarse toda la presión posible porque el miedo, fotografía. Se ve en las películas, aunque no lo parezca. 

Dice Fernando Trueba, que es muy listo, que para lo que realmente sirven los premios es para que las películas se conozcan. Y esa es la verdad. Por ahí es por donde hay que valorarlo. Cuanto más ruido hagas y más llegue la película al público, mejor. Al final, el verdadero éxito cuando haces una película es que te abra la posibilidad de hacer la siguiente. (Ríe)

¿Qué es lo que más te llama la atención a la hora de elegir la temática de tu próxima película? 

Bueno, eso depende. Cada una viene de un sitio distinto. Básicamente, hay un momento determinado en que te haces una pregunta. Y a mí, cuando esa pregunta se me queda dentro, y me entran ganas, si no de responderla, por lo menos de que otros se pregunten lo mismo que yo, ya me empieza a apetecer construir un relato alrededor de eso. 

‘La isla mínima’, por ejemplo, fue a raíz de una exposición de fotografía. La idea de ‘Grupo 7’, en cambio, surgió a partir de un sumario que nos dieron de un juicio a unos policías…

¿Y en el caso de ‘7 vírgenes’?

‘7 vírgenes’ surgió porque mi hermana es trabajadora social y yo iba muy a menudo a mediar entre los chavales, cuando jugaban al fútbol, para que no se pelearan. Y un día, estando allí, pensé que tenía delante de mí una historia estupenda que contar. Y allí empezó todo. 

Para ti, ¿cuál es el momento más emocionante de todo el proceso, desde el minuto cero hasta la proyección de la película?

Probablemente, los ensayos. Cuando empiezas a construir con los actores y ves como el texto se va convirtiendo. El momento en que el verbo se hace carne, por decirlo de alguna forma. (Ríe) He de decir que, generalmente, me interesa más el proceso que el resultado final. 

¿Cuánto tiempo sueles tardar en hacer una película?

En mi caso son básicamente unos dos años y medio porque como también participo en la escritura, todo se hace más lento. (Ríe) Soy lentísimo, lo admito… Llevo ocho películas en veintitrés años. 

Y ahora, ¿en qué estás trabajando?

Estoy escribiendo otra película. Estamos todavía que no sabemos muy bien hacia dónde se dirige, pero ahí andamos en la escritura metidos. (Ríe) Con muchísimas ganas de volver a rodar cine.

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